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Derecha venezolana protagoniza la violencia

La Habana, Cuba. – Asediada y vilipendiada, la Revolución Bolivariana enfrenta hoy el más agresivo plan subversivo de un fascismo postmoderno al que solo resta recurrir a la agresión externa.

Una derecha beligerante y feroz ha aparecido en las calles de Caracas y de otras ciudades venezolanas, donde de las llamadas guarimbas  se ha pasado a un plan destructivo que incluye los saqueos y la quema de hospitales y ómnibus.

En ese oscuro programa, el incendio a la casa natal de Chávez confirma el malsano deseo de borrar hasta los símbolos de un cambio político que significó el inicio de una transformación social.

Aunque desde el gobierno de Maduro se han lanzado varios llamados a la solución pacífica, incluso con la convocatoria a una Asamblea Constituyente, lo cierto es que la oposición ha hecho oídos sordos y lejos de apaciguarse ha pisado el acelerador de la violencia.

En Caracas como en Trípoli

En Venezuela vemos una adaptación de la brutal película subversiva que se estrenó en Libia. La desestabilización del país, en función de crear condiciones para una intervención militar disfrazada de humanitaria, parece ser el fin último de una derecha que si toma el poder va a arrasar con la herencia chavista.

Golpear a Venezuela, gestora de programas como el ALBA, PetroCaribe o la CELAC, es resquebrajar un proyecto mayor centrado en la integración y la complementariedad de la región.

Destruir a la Revolución Bolivariana es una macabra carambola contra los gobiernos populares de Bolivia, Ecuador  y Nicaragua y también contra Cuba, que es la espina atravesada desde hace medio siglo.

Es por eso que el politólogo argentino Atilio Borón  ha dicho de manera muy acertada que hoy en Venezuela está el Stalingrado de América Latina