La Habana, Cuba. – El 24 de febrero de 2022, el presidente ruso Vladimir Putin ordenó la Operación Especial contra Ucrania con el objetivo de desmilitarizar y desnazificar ese territorio de sus fronteras occidentales.

Los antecedentes básicos se hallan en el golpe de Estado fraguado en 2014, el Euromaidán, alentado y financiado por Estados Unidos y Europa. Como consecuencia, la crisis se generalizó y las fuerzas se polarizaron con rapidez.

Las nuevas facciones políticas instaladas en Kiev, desataron una feroz represión contra la población rusa, incluso prohibieron el idioma, y defenestraron los monumentos que aludían al período soviético. Crimea fue la primera en proclamar su adhesión a Moscú.

Más tarde el Donbass declaró su independencia. Desde entonces y hasta hoy, esas repúblicas soportan los ataques a su población civil, incluyendo el bombardeo de escuelas, hospitales, iglesias y teatros. 

Se verificará la victoria

Durante el período de 2014 hasta la fecha, Estados Unidos y Europa, con su estructura bélica de la OTAN, ha sostenido con dinero y armas al régimen pronazi de Ucrania, haciendo caso omiso a los acuerdos de Minsk. La dependencia hacia occidente se ha acentuado. Una congresista republicana afirmó que Ucrania constituía el estado 51 de la Unión.

En este año, y con la guerra en pleno desarrollo, las repúblicas de Donetsk y Lugansk y las provincias de Jersón y Zaporochie, convocaron a plebiscito para adherirse a la Federación rusa, donde triunfó el sí por mayoría.

Ahora se trata abiertamente de una contienda de la OTAN contra territorio ruso. Y el presidente Vladimir Putin ha sido tajante: Rusia no detendrá las acciones hasta alcanzar sus objetivos.

2023 se abre como expectativa para verificar la victoria de la razón, nunca de las armas.