La Habana, Cuba. – Acciones recientes de Tel Aviv vuelven a mostrar, en grado superlativo, el desprecio de su Primer Ministro por el Derecho Internacional, y por la vida.

Hace tres días, el nuevo ataque aéreo de sus fuerzas contra Siria, ahora de modo evidentemente selectivo para impactar el Consulado iraní y dar muerte a dos altos militares de esa nación, constituye otra provocación y la amenaza de seguir regionalizando el conflicto.

Teherán ha advertido que se reserva el derecho de dar a Israel una respuesta decisiva, mientras el grupo chiíta libanés Hezbolá prometió que Tel Aviv recibirá «castigo y venganza».

De acuerdo con altos jefes de las fuerzas israelíes, en el alto mando algunos no descartan la posibilidad de un conflicto militar total con Hezbolá y de una guerra con Irán, aun cuando la estrategia de tierra arrasada no ha concluido en Gaza.

Peores crímenes

Otros hechos todavía más atroces ponen en cuestionamiento las decisiones de Benjamín Netanyahu, en medio del creciente rechazo que recibe en su país por la imposibilidad de conseguir la devolución de los rehenes en poder de Hamas, y el clamor de adelanto de elecciones.

La masacre cometida por sus fuerzas en el hospital Al-Shifa de Gaza, con el saldo de más de 300 civiles masacrados, se considera la peor en la historia de la ocupación israelí en los territorios palestinos.

Igual de repulsivo ha sido el ataque contra voluntarios de una organización no gubernamental que trasladaba ayuda humanitaria.

El convoy de la World Central Kitchen fue bombardeado en tres ocasiones con drones, y siete de los miembros de la misión resultaron asesinados, Netanyahu ha dicho con desparpajo que «son cosas de la guerra». En verdad, parece desesperado.