La Habana, Cuba. – La aparición en Cuba del nuevo coronavirus, hace casi diecinueve meses, rasgó con fuerza el tejido económico nacional. La pandemia significó una casi total paralización de la economía cubana, que poco pudo hacer ante el azote de la Covid-19.

Las entidades estatales, más fuertes y consolidadas, han capeado el temporal con mejor fortuna, pero quienes están fuera de la sombrilla del Estado quedaron muy desguarnecidos, sobre todo aquellos emprendimientos relacionados con el área de los servicios y en particular al turismo.

Por eso, poco a poco va apareciendo un sector productivo privado asociado a la producción de alimentos, a la construcción o a otros rubros de mayor valor agregado. Y esos precisamente son los que hoy tienen mayores posibilidades de convertirse en micros, pequeñas o medianas empresas, las sonadas Mipymes.

En el justo momento

Aunque fueron concebidas hace mucho tiempo, las llamadas Mipymes llegaron en un momento decisivo para la economía cubana, necesitada de despegar tras el nocaut de la pandemia.

Ahora, esas nuevas entidades tendrán status legal y personería jurídica, algo que abre promisorias oportunidades de negocios no solo dentro del país, sino incluso en el extranjero, lo que algunas han explorado con la exportación de sus producciones.

Ahora, con la constitución de las primera treinta y cinco, es el momento de aprovechar el aporte de esas entidades a la economía nacional para que contribuyan al crecimiento del país. Eso, por supuesto, será un proceso gradual, pero pretendidamente indetenible, en el que desempeñarán un papel muy importante los nuevos actores que acaban de llegar al escenario económico cubano.

Etiquetas: - - -