La Habana, Cuba. – Hay una foto pretendidamente histórica del momento en que Bill Clinton firma la Ley Helms-Burton, hace hoy 25 años. El entonces presidente de Estados Unidos no pudo resistir las presiones electorales y por eso basta mirar la foto y ver la fauna miamera que rodea a Clinton para comprender el inicio de un feroz ataque a la soberanía nacional disfrazado de ley.

Ni siquiera contra naciones con las que estuvieron en guerra, como Alemania o Vietnam, u otras ocupadas como Iraq o Afganistán, Washington inventó un engendro legal tan oneroso, que al mejor estilo monroista exige abiertamente un cambio de ordenamiento político social.

La Helms-Burton es un compendio de leyes propuestas antes al Congreso, que además de violar el derecho internacional, demuestra el encono político contra Cuba escondido tras mentiras. 

Falsas justificaciones

La infame Ley Helms-Burton se apoya en dos grandes falsedades: que Cuba es una amenaza para la seguridad de Estados Unidos y que fueron ilegales las nacionalizaciones realizadas a inicios de la Revolución.

De la amenaza cubana, mejor ni hablar y solo mirar un mapa para ver la diferencia entre ambas naciones. Pero las nacionalizaciones se hicieron al amparo de la ley, incluso refrendadas por la Constitución de 1940 y solo no fueron compensados los propietarios estadounidenses porque se negaron a negociar, como sí hicieron España, Suiza, Francia y Gran Bretaña.

La verdad, monda y lironda, es que Estados Unidos y el lobby anticubano de Miami han querido hacernos retroceder al 9 de octubre de 1968 y para eso utilizar a la Helms-Burton, que tiene un cuarto de siglo viviendo de la mentira.