La Habana, Cuba. – El doble rasero de Washington no podía ser mayor: la Casa Blanca ha sancionado a funcionarios de la Autoridad Nacional Palestina y de la OLP, supuestamente, por internacionalizar el conflicto con Israel, según dijo el Pentágono.
Precisamente, ha sido el carácter genocida de la agresión de Tel Aviv la que ha dado visibilidad y peso internacional a esa causa, pese a que desde los años de 1940 la ONU dictaminó que Palestina es un Estado.
El genocidio contra Gaza, que sigue aumentando el número de civiles inocentes muertos por hambre y sed, ha persuadido a países que no habían reconocido al Estado palestino, a hacerlo. Incluso naciones occidentales, como Francia, Canadá y Alemania, han manifestado que están dispuestas a hacerlo.
El presidente estadounidense Donald Trump no esconde su mantenido contubernio con Tel Aviv, y ha adelantado que elevará aranceles contra Ottawa como castigo.
Propósito baldío
Pero las medidas punitivas emitidas por el Departamento de Estado contra dirigentes de la Autoridad Nacional Palestina y de la OLP, NO solo tienen un carácter simbólico.
Al prohibir su entrada a Estados Unidos, se inhibe la presencia de figuras palestinas en la sede de la Asamblea General de Naciones Unidas, radicada en Nueva York, y, por tanto, se busca acallar sus voces para que no se escuche la denuncia de la masacre contra el pueblo gazatí.
Sobretodo, se pretende desarticular la actitud de las naciones que han votado por la presencia de Palestina en la ONU como Estado miembro, con plenos derechos, y que son mayoría.
Sin embargo, la mayor denuncia del crimen es el que comete Benjamin Netanyahu, con el respaldo de la administración republicana encabezada por el propio Donald Trump. Cualquier intento por silenciar el eco de la masacre, es en vano.