Mauricio Macri regresa a Argentina a la trampa del FMI

La Habana, Cuba. – Ahogado por una inflación galopante, el gobierno de Mauricio Macri tomó la peor decisión que podía: pedir un préstamo al Fondo Monetario Internacional.

El pedido trajo de vuelta a Buenos Aires a los más feos fantasmas del neoliberalismo, luego de que la administración de Néstor Kirchner cancelara en 2006 la deuda de 9 mil 800 millones de dólares que retenía a Argentina en las redes del FMI.

El Fondo tuvo que cerrar su oficina en la capital argentina y el país quedó exento de las revisiones periódicas de los técnicos del organismo. Parecía entonces que se rompería la cadena que durante seis décadas ató a los argentinos a la banca internacional, con 26 acuerdos firmados desde 1958.

Pero llegó Mauricio Macri a la casa Rosada y con él renacieron las palabras ajuste y tarifazo.

Un mal recuerdo

El rechazo de los argentinos al FMI no  es infundado, sino que es una expresión directa del recuerdo traumático de las políticas de ajuste que causaron la crisis del 2001.

Como ya la gente está protestando, ahora economistas y comunicadores neoliberales entonan el mantra habitual que busca culpar a los supuestos intereses mezquinos que impiden los ajustes que hay que hacer. Pero tirios y troyanos saben que la petición del gobierno al Fondo es sobre todo un desesperado pedido de auxilio de Macri, quien se juega su futuro político.

Es difícil que la combativa sociedad argentina acepte mansamente la disminución de subsidios, el recorte de jubilaciones y planes sociales, o los aumentos desmedidos de las tarifas de servicios públicos, incluso ahora que el FMI contrataca.