La Habana, Cuba. Hoy amanece diferente, más allá de las circunstancias inéditas que impone la pandemia del nuevo coronavirus por estos días.

Dijo el escritor Eduardo Galeano que el Primero de Mayo es el único día verdaderamente universal de la humanidad, donde coinciden todas las historias y todas las geografías, las lenguas, las religiones y las culturas del mundo.

En Cuba, la Revolución, de Céspedes a Fidel, echó a andar con el concurso de las capas más humildes, y el triunfo de enero fue también el triunfo de los derechos de la clase obrera.

Desde entonces, aquí el Día Internacional de los Trabajadores es una gran fiesta de pueblo, donde todos celebran su aporte a la sociedad a ritmo de conga.

Y aunque hoy la casa sea la plaza, no será menos el júbilo. Pero, ¿todos los trabajadores del mundo están contentos?, ¿fue el origen del Primero de Mayo una fiesta?

No olvidar

El germen del Primero de Mayo como Día Internacional de los Trabajadores, está en las huelgas que estallaron en la ciudad de Chicago, hace hoy 134 años, en reclamo por la jornada de ocho horas.

Los sucesos terminaron con el encarcelamiento y arbitraria ejecución de un grupo de sindicalistas conocidos como los Mártires de Chicago.

El movimiento obrero mundial también rinde homenaje en esta fecha a esos indignados, y en otros países el pueblo sale a las calles por demandas sociales y gremiales.

Cómo olvidar a los miles de desempleados en el orbe; a los que sufren formas modernas de esclavitud o enfrentan el retroceso social que imponen sus gobiernos; o a los migrantes que son vulnerados y discriminados.

Por eso, el Primero de Mayo no debe ser solo motivo para celebrar en la parcela propia, sino para reivindicar una conciencia de clase.

 

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