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La temprana llamada telefónica que el presidente electo de Estados Unidos formuló el jueves al Presidente de Rusia, pudiera ser una señal de que Donald Trump cumplirá su promesa de campaña de que acabaré con todas las guerras.

No se sabe aún cómo pudiera detener la barbarie de Benjamin Netanyahu en el Medio Oriente pero, al menos en lo que concierne a Europa, esa posibilidad parece más cercana si, como se presume, Trump corta o, al menos, disminuye la cuantiosa ayuda militar con que la administración Biden ha armado y rearmado al gobierno de Volodomir Zelenski, en el propósito no conseguido de destruir a Rusia utilizando a Ucrania como punta de lanza.

Sin ese apoyo, que también está agotando a Europa, al Presidente ucraniano no le quedaría más que negociar con Moscú, algo que hasta ahora evadió. Pero eso no es lo único determinante para lograr la paz.

Paradojas.

Fue el deseo de la OTAN de estrangular geográficamente a Rusia, uno de los detonantes del conflicto. Por tanto, que se aleje de las fronteras rusas será requisito esencial para concluirlo.

Ello implicaría la renuncia de Ucrania a entrar a la organización  y que, definitivamente, se le corten alas a esa esperanza, fomentada por quienes urdieron la provocación a Moscú. Lugansk y Donetsk, liberadas de las fuerzas neofascistas que asolaban a su población de origen ruso, se declararon independientes de Kiev y pidieron el apoyo de Moscú, junto a Jerson y Zaporiyie.

Que mantengan ese estatus resultaría otra condición rusa en la mesa de negociación. Pero el primer paso será cesar el sustento militar que sostiene a Zelenski en guerra.

Trump, quien se jacta de ser protector de su nación, puede que no dé otro centavo… Y por primera vez, su egoísmo sería beneficioso para el mundo .

 

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