Camagüey, Cuba. Si hay un escenario vital para la defensa de la Revolución cubana, ese es el barrio, el lugar donde confluyen el niño, el abuelo, el trabajador, el estudiante, pero también el que no aporta nada a la sociedad.
En más de una ocasión se ha expresado que Cuba está entre los países mejor organizados del mundo, si se tienen en cuenta las estructuras de masas que agrupan y representan a los distintos sectores de la sociedad.
Sin embargo, como expresó el General de Ejército Raúl Castro en el 8vo Congreso del Partido Comunista, se requiere revitalizar su accionar y actualizar su funcionamiento en correspondencia con los tiempos que vivimos.
Existen ejemplos de magnífico quehacer en la base, pero también hay otros inertes que precisan activarse de inmediato y sumarse a las complejas dinámicas, matizadas por la guerra ideológica que se financia desde Estados Unidos.
Las calles son de los revolucionarios
Salvaguardar los logros del pueblo incluye acciones que a veces parecen simples, pero pueden convertirse en significativas si se multiplican por miles de Comités de Defensa de la Revolución y delegaciones de la Federación de Mujeres Cubanas.
Cada cubano está integrado a algunas de estas estructuras y su funcionamiento es asunto de todos, por lo que no deben pasar desapercibidas indisciplinas e ilegalidades.
La vigilancia de las instituciones sociales tampoco puede perderse de vista, sobre todo cuando existen individuos que, dólares por medio, se prestan para actos mezquinos, incluso en el mismo lugar donde nacieron.
Se impone, por tanto, ser más combativos ante quienes intenten echar años de sacrificio por la borda, pues como expresó Raúl en el reciente Congreso del Partido: las calles, los parques y las plazas son y serán de los revolucionarios.