La Habana, Cuba. – Mucho tiene por delante el país en la recuperación económica, una fase en la que poco a poco vamos entrando, como recién anunció el viceprimer ministro Alejandro Gil.

Se parte de una dura caída de casi el 11 por ciento de Producto Interno Bruto registrada el pasado año por la nefasta conjunción de la pandemia, la crisis internacional y el recrudecimiento del bloqueo. Pero precisamente por el golpe sufrido, el gobierno no se ha quedado cruzado de brazos y ha impulsado en estos meses una serie de transformaciones que buscan diversificar el tejido productivo nacional.

Pero también hay muchas otras medidas que buscan reanimar una economía que aún depende de las importaciones y su capacidad exportable es bastante limitada. Por otro lado, se batalla contra una inflación que las autoridades han calificado como fuerte.

Un proceso largo y complejo

La economía nacional para reanimarse tiene que sacudirse el lastre del rebrote pandémico y confiar en la reapertura del turismo, algo que sin embargo no depende solo de Cuba, sino de lo que pase en nuestro mercado exterior.

Hay que estar claro que el contexto externo e interno en el que se desarrolla la recuperación económica hace que ese sea un proceso largo y complejo, sobre el que no hay que levantar falsas expectativas. Por eso, vamos a estar lejos del crecimiento del seis por ciento planificado, pero será un esfuerzo muy meritorio crecer este año en 2,2 por ciento, la cifra que nos pronosticó la Comisión Económica para América Latina (CEPAL).

Hay una expresa voluntad de lograr esa meta y recobrar los niveles perdidos de actividad y abastecimiento, un camino duro, pero factible.