Nunca el país ha vivido una conjunción tan adversa de eventos tan complicados. Al feroz ataque de la COVID-19, que mata en silencio, se sumó la crisis económica internacional y ahora el azote de la tormenta Elsa.

Y todo eso en medio del recrudecimiento del bloqueo que Trump apretó a niveles nunca vistos y del que Baiden ni siquiera habla. Lo cierto es que las actuales circunstancias del país son muy duras, pero eso no significa que sean sin salida.

Esa es la razón por la que el presidente Díaz-Canel hace constante hincapié en resistir, pero al mismo tiempo buscar vías endógenas de desarrollo.

Es una estrategia que va mucho más allá de la simple supervivencia ante los escollos de todo tipo que tiene que sortear hoy la nación.

Es un desafío colosal que puede desalentar a algunos, pero que al mismo tiempo reta a los demás.

Salvaguardar la vida

Con los tres últimos Congresos del Partido, el país estableció un rumbo que gradualmente puede acercamos al ideal de sociedad próspera, sostenible e independiente.

Claro que hoy el horizonte es oscuro, y no solo por los nublados que trajo Elsa, sino por la coincidencia de problemas que nos agobian en la cotidianidad.

Ahora, lo más importante es salvaguardar la vida, por eso la constante insistencia de las autoridades sobre el cumplimiento de las medidas sanitarias establecidas.

El nuevo coronavirus sigue golpeando fuerte, pero más tarde o más temprano será controlado, inmunización mediante, y entonces habrá que aprovechar una nueva normalidad para reactivar a la maquinaria económica, ahora con nuevas posibilidades.

Entonces el horizonte comenzará a aclararse, aunque no sea después de ELSA