La Habana, Cuba. – El país intenta sacudirse el letargo económico provocado por la nefasta conjunción de la pandemia, la crisis internacional y el bloqueo. Sin mucha bulla, en las últimas semanas se han tomado medidas que dinamizan la economía y transforman de manera radical el escenario productivo.

La más mediática y trascendente de esas decisiones ha sido el renacer de las llamadas micro, pequeñas y medianas empresas, desaparecidas tras la llamada Ofensiva Revolucionaria, en el ano 1968. También lo ha sido el esperado nacimiento de las cooperativas no agropecuarias.

Pero otras disposiciones han tenido menos suerte mediática, como la ampliación de los porcientos de distribución de las utilidades empresariales o la responsabilidad que ahora asumen aquellos trabajadores cuyo desempeño signifique una mala evaluación a la empresa en una auditoría.

Con nuestras propias fuerzas

Las autoridades han reiterado la idea de que el país no renunciará a sus metas de desarrollo y en ese camino van dirigidas todas las medidas adoptadas en los últimos tiempos.

Es muy cierto que el bloqueo obstruye y daña, pero también es una realidad que se necesita hallar vías propias para eludir esos obstáculos todo lo que se pueda. Por eso hay una explícita voluntad gubernamental de destrabar los nudos internos, aquellos que solo dependen de nuestras propias decisiones y fuerzas.

Si la economía crece este y el próximo año en cerca del seis por ciento del Producto Interno Bruto, será más rápida la recuperación de la caída de los 24 meses anteriores, cuando el saldo económico fue negativo.

Las medidas en marcha apuntan hacia ese objetivo, una perspectiva complicada, pero no imposible.