La Habana, Cuba. – Aunque asistió a Roma para la reciente reunión del reducido G 20, el ultraconservador presidente brasileño, Jair Bolsonaro, declinó trasladarse a Glasgow, en Gran Bretaña, donde se inició este último domingo la reunión internacional sobre cambio climático denominada COP26.

Declaró que lo hacía porque Brasil tendría en esta última conferencia una representación sólida y eficaz, pero muy pronto su versión resultó desmentida por su propio vicepresidente, Hamilton Mourão, quien precisó que la ausencia de Bolsonaro era para evitar que “le tirasen piedras.”

El alto funcionario explicó textualmente que el presidente enfrenta severas críticas por su política ambiental, por tanto no se iba a personar en una reunión donde virtualmente “le iban a tirar piedras”.

Del escenario

La conferencia de Glasgow sobre cambio climático es calificada como la última oportunidad para evitar un desastre en materia de calentamiento global.

Busca precisamente activar los compromisos individuales de los países, en especial de los más contaminantes, para que reduzcan sus respectivas emisiones de gases de efecto invernadero.

De lograrse, se espera un aumento de la temperatura de 1 y medio grado centígrado, cuando por estos días el acumulado es ya de 2, 7.

Y Brasil bajo Bolsonaro, a través de una feroz deforestación, incendios masivos en las selvas, y una política oficial nada ambientalista, suma entre los que debe trabajar con urgencia en poner freno a una devastación que afecta seriamente la atmósfera y debilita las ya mermadas defensas naturales del planeta.

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