La Habana, Cuba. – Una investigadora irlandesa enviada por Naciones Unidas acaba de confirmar lo que todo el mundo sabía: en la cárcel de la Base Naval de Guantánamo se tortura.

La profesora de Derecho, Fionnuala Ní Aoláin, emitió un informe en el que denunció que los 30 presos que allí cumplen condena son sometidos a constantes tratos crueles, inhumanos y degradantes.

Claro que la denuncia llega muchos años después de 2002, fecha en que se abrió ese penal, convertido en un verdadero agujero negro de los derechos humanos.

En esa época Estados Unidos se lanzaba de cabeza a la llamada Guerra contra el terrorismo, un esfuerzo que no tuvo ningún impacto directo sobre esas prácticas extremistas y que solo provocó el surgimiento de nuevos grupos y líderes en el mundo entero. Además de las personas encarceladas y torturadas, el derecho también fue una víctima.

El derecho a bolina

En la cárcel de la Base Naval de Guantánamo se fue a bolina el sacrosanto derecho estadounidense.

Por las jaulas del penal pasaron personas que nunca fueron llevadas a juicio, e incluso, que no tuvieron ninguna relación con los hechos que les imputaron.

Por eso, el informe de la investigadora de la ONU expone ante la comunidad internacional una de las violaciones de los derechos humanos más flagrantes y sostenidas en el tiempo que ha cometido Estados Unidos en su historia.

La cárcel iraquí de Abu Ghraib, con aquellas fotos de prácticas inhumanas y sádicas contra prisioneros, tuvo una mayor exposición pública, pero recordemos que Washington instaló otras muchas prisiones secretas en varios países aliados. Por eso, aunque tardía, la denuncia pone a Estados Unidos ante el mundo con las vergüenzas al aire.