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La Habana, Cuba. – La preocupación de Estados Unidos por un incendio de todo el Medio Oriente que cada vez parece más cercano, sobrepasa sus aparentes contradicciones en torno a Tel Aviv y la agresión a Gaza.

Después de hacerlo Joe Biden en octubre, se ha anunciado la visita del secretario de Estado, Anthony Blinken, a Israel, como parte de una gira que inició en Turquía, Grecia, Qatar y Jordania, donde ha declarado la «necesidad» de que la ayuda humanitaria llegue a toda la Franja.

Pero se sabe que el régimen de Benjamin Netayanhu ha conseguido impunidad gracias al apoyo militar de Washington y su protección política, como le han apuntado en esas paradas.

A Anthony Blinken se le recordó que su país podría presionar por un alto el fuego, así como la necesidad de una solución justa al problema palestino para garantizar la estabilidad de la región.

Un polvorín

Si algo marca este cuarto periplo del Secretario de Estado por el Medio Oriente son los atentados que acusan a Israel, e inculpan a Washington por el respaldo que le brinda.

El más escandaloso fue el registrado cerca de la tumba del general iraní Qasem Soleimani cuando se conmemoraba el cuarto aniversario de su asesinato.

Dos explosiones dejaron cerca de un centenar de muertos y siguieron a la muerte en Líbano, impactado por un dron israelí, de Saleh Al-Arour, uno de los principales líderes de Hamas.

Mientras, prosiguen los ataques sionistas contra Siria, e Irak anuncia que expulsará a las fuerzas extranjeras incluyendo a los soldados estadounidenses, luego de un bombardeo de sus aviones no tripulados en Bagdad.

Las cosas se ponen malas para Washington en la región, y no son las naciones vecinas las que pueden evitarlo, como pretende Anthony Blinken.