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presidente de Argentina Mauricio Macri Foto/ Cubadebate

Cuando entró a la Casa Rosada en diciembre de 2015, el presidente Mauricio Macri prometió que no habría ajuste económico, una palabra que desata pesadillas entre los argentinos. Sin embargo, errores del gobierno, como admitió el ministro de Hacienda.

Nicolás Dujovne, provocaron un profundo déficit fiscal y la solución fue virarse nada menos que para el FMI. A cambio de un severo programa de ajuste, el Fondo Monetario Internacional le prestará a la administración Macri unos 50 mil millones de dólares.

El plan gubernamental prevé nuevos impuestos a las exportaciones y un recorte en los gastos del Estado, que de paso significó la eliminación de 13 de 23 ministerios. El dólar, que en enero de 2017 se cambiaba por 16 pesos argentinos, ahora subió hasta 40 y puede seguir trepando.

Los más pobres sufren

El descalabro económico ha obligado al gobierno de Macri a ponerse a la defensiva, sabedor de que Argentina es un país con larga tradición de lucha sindical. Marchas y cacerolazos vuelven a la cotidianeidad de esa rica nación, donde paradójicamente el 30 por ciento de la población pasa hambre, de acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina, CEPAL.

Ahora, la preocupación general es el efecto sobre los más pobres del plan gubernamental de ajuste que se diseñó para cumplir con el Fondo Monetario Internacional  y que ya muchos vaticinan como un hachazo más duro sobre la inequidad social.

Pedirle dinero al FMI para resolver los problemas actuales es una vieja receta que siempre puso al país a las puertas de una nueva crisis, en la que parece inevitable que Argentina se vaya al fondo.