La Habana, Cuba. – Los 12 meses que terminan, con su carga de dificultades, no detuvieron, sino aceleraron, la transformación del sistema empresarial cubano, necesitado de alcanzar la eficiencia.

Es por eso que la Estrategia Económica y Social del país tiene entre sus prioridades el fortalecimiento del sector empresarial, que en definitiva, es el principal motor del desarrollo de la nación.

Las primeras 28 medidas, aprobadas en diciembre del pasado año, permitieron mejorar la autonomía de las empresas y estimularon la innovación. Por supuesto, que su aplicación chocó con las desventuras que trajo el nuevo coronavirus, una enfermedad que infectó no solo a los seres humanos, sino a la economía global y por ende a la nacional.

Pero las cosas no quedaron ahí. El país, sin quedar cruzado de brazos, preparó otro paquete de decisiones.

Más medidas

En septiembre último, en medio de la lucha contra la pandemia, el gobierno aprobó otras 15 medidas que privilegian la autonomía, ofrecen prerrogativas para la toma de decisiones y transforman la distribución de las utilidades.

Puestas en vigor en octubre, esas son herramientas que buscan cortar los nudos que atan a las fuerzas productivas y estimulan la producción de la riqueza, base del desarrollo de cualquier país.

Por supuesto que hoy más que nunca se necesita de una voluntad empresarial, pues la decisión gubernamental ya está dada, para que esas medidas tomen cuerpo en la producción.

Tras ordenar mejor el desenvolvimiento de la economía nacional con la transformación en marcha, hay que aprovechar las potencialidades de cada entidad ahora que el viento sopla a favor de la empresa estatal socialista.