La Habana, Cuba. – A pesar de la descomunal lejanía geográfica, los ecos del conflicto entre Rusia y Ucrania resuenan con fuerza en este lado del mundo.

Más allá de que sea una región que no tiene grandes lazos económicos con las partes en pugna, América Latina recibe ahora los impactos de una contienda que puso en jaque a la economía mundial y parece cambiar la actual división geoestratégica del planeta.

Aunque el aumento de los precios de los combustibles beneficiará a algunos productores de la región, habría que ver si las utilidades compensan las necesidades financieras de cada nación para incursionar en otros mercados, como los de granos, fertilizantes y maquinaria.

Lo cierto es que los efectos de las carencias comienzan a verse en una región azotada por la inflación, como consecuencia de los efectos de la crisis mundial y de la pandemia.

Problemas sobre problemas

Los efectos mundiales del conflicto en Ucrania dificultan los esfuerzos de Latinoamérica por recuperar la economía regional, tras el impacto de la pandemia.

Ahora se sumarán las alzas en los precios de la electricidad y el transporte, así como de algunos rubros alimenticios básicos, como el pan.

Claro que para todos los países no es igual, pero de manera general la situación económica se va a complicar aún más. Por eso, organismos internacionales como la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo, la UNCTAD, rebajaron las perspectivas de crecimiento previstas antes para esta parte del mundo.

La inflación en alza es una realidad que recorre el planeta y de la que no escapa América Latina, una región donde la acumulación de problemas económicos es igual a llover sobre mojado.