La Habana, Cuba. – Hay absoluta certeza de que cuando Hugo Chávez viajó por primera vez a La Habana y conoció personalmente a Fidel Castro, los días 13 y 14 de diciembre de 1994, nació el germen de lo que hoy es la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América -Tratado de Comercio de los Pueblos.
Fundada por ambos líderes hace 12 años, el 14 de diciembre del 2004, esa conjunción de voluntades políticas es una plataforma integradora que pone énfasis en la solidaridad, la complementariedad, la justicia y la cooperación, así como en la lucha contra la pobreza.
Aquella idea original de Cuba y Venezuela, germinó además como alternativa de la izquierda ante el proyecto norteamericano de Tratado de Libre Comercio de Las Américas, enterrado al año siguiente en la Cumbre regional de Mar del Plata, tras una rebelión colectiva.
Más allá de la economía
El ALBA-TCP sobrepasó rápido las fronteras de los dos países fundadores, Cuba y Venezuela, y en la actualidad lo integran una decena de naciones de Latinoamérica y del Caribe.
Ni las adversidades políticas, ni el paso del tiempo, han variado el rumbo de un bloque que además ha superado el simple marco económico para favorecer programas sociales como la Operación Milagro o la alfabetización con el método Yo si puedo.
Ese mecanismo de complementación ha seguido funcionando a contrapelo de los vientos adversos que soplan en la región y que tratan de torcer el rumbo de la Revolución Bolivariana.
Por eso, hoy en La Habana celebraremos un acto de solidaridad con Venezuela en el contexto del aniversario del ALBA – TCP. Y es que defender el legado de Chávez es también defender la supervivencia de ese mecanismo de integración.