La Habana, Cuba. – Ni siquiera el embate de la pandemia ha hecho que Estados Unidos afloje el implacable cerco contra Cuba.

En 2021, el bloqueo se mantuvo tan inamovible como antes y lo que es peor, recrudecido a niveles que pensábamos que nunca veríamos. La administración de Joe Biden, que tanto dijo y prometió durante la campaña electoral, no ha movido un dedo para revertir ni siquiera las malditas 243 medidas que Donald Trump nos tiró encima.

Ni por razones políticas, para ir en contra de rivales republicanos, ni por cuestiones técnicas, porque violaron viejos procedimientos burocráticos, los actuales dueños de la Casa Blanca han intentado modificar las relaciones con nuestro país, antes dañadas con saña por un gobierno que iba de salida y que quería congraciarse con la ultraderecha miamera.

Mirar a otro lado

Como vicepresidente de la administración de Obama, Joe Biden participó en el restablecimiento de las relaciones con Cuba e incluso en la firma de una veintena de acuerdos y memorandos de intención entre ambos países.

Todo eso, y más, fue echado atrás por Trump , y ahora el actual gobierno estadounidense, impávido, mira hacia otro lado con cara de yo no fui, como si no supiera de las 55 medidas que nos aplicaron en tiempos de pandemia.

Con un mínimo de voluntad política y un poco de decoro, habría sido fácil desconocer todo lo que se aviesamente se aprobó contra Cuba, pero nada se ha hecho y parece que tampoco se hará, al menos en un corto plazo.

Desde su misma concepción, el bloqueo fue siempre genocida, por intentar rendirnos por hambre, y ahora también por enfermedad, evidencia de otro año de cruel oportunismo.