La Habana, Cuba. – Recientemente el CEO del banco norteamericano JP Morga Chase, Jamie Dimon, señalaba que la crisis bancaria causada por el colapso de Silicon ValleyBank y el Signature Bank daría certeza a la probabilidad de una recesión.
De inmediato la intranquilidad social y el nerviosismo se apoderó de los norteamericanos. Normalmente los efectos que suscitan las crisis financieras parten de las propias crisis y aceleran el proceso en vez de contenerlo.
Lo tangible radica en que se vive una especie de histeria financiera en los estados de la unión, y según los modelos matemáticos más exactos y reconocidos, las probabilidades de recesión crecerán en noviembre hasta alcanzar el 65 porciento en enero de 2024.
Por supuesto, el efecto repercutirá en el resto del mundo, cual ondas provocadas en un lago al ser tocado por el ala de una mariposa.
Lo que viene
Según expertos, el incremento en la probabilidad de recesión es consecuencia del endurecimiento de las condiciones financieras en un contexto de altas tasas de interés y la expectativa de que la inflación anual se mantenga por arriba del objetivo de la Reserva Federal.
La intención de bajar la inflación ha comenzado en el sector de los bienes, la cuarta parte de la economía doméstica, con un largo camino por delante. Por su parte, el sector de los servicios no ha mostrando indicios a la baja, aun cuando la tasa de intereses monetarios es la más alta desde 2007.
Ante la incertidumbre de malos momentos, y sabiendo que la solución no será suave, la política financiera asoma como restrictiva por un tiempo.
Aunque los tanques pensantes no le reconozcan a los consumidores la total realidad, la solución inmediata es seguir produciendo guerras.