La Habana, Cuba. – Cada 20 de octubre celebramos el Día de la Cultura Cubana, para rememorar esa fecha de 1868 cuando por primera vez se entonó en Bayamo un himno de guerra que luego sería el himno de la Patria.
Es un modo de manifestar cómo la historia y la cultura siempre han formado una perfecta simbiosis para fortalecer la raíz de la nacionalidad cubana, para que seamos capaces de enfrentar hoy los embates de la seudocultura hegemónica de un mundo globalizado.
La cultura es lo primero que hay que salvar, sentenció Fidel cuando los rigores del período especial ponían a prueba la supervivencia de la Revolución, sometida a una guerra económica despiadada.
Y en medio de semejante asedio se ha tenido muy en cuenta la defensa de la cultura nacional, por todo lo que ella encierra, de memoria histórica, raíz de pueblo, sentido de libertad.
Extraordinario valor de la cultura
En condiciones muy complejas se trabaja para preservar la riqueza artística del país y su patrimonio cultural, en un mundo donde los intereses imperiales tratan de imponer sus valores hegemónicos.
Por eso hay que defender con pasión la cultura propia, pues sólo así un pueblo se hace fuerte; multiplicarla es dotar a cada cubano con las armas de la riqueza espiritual, de la reafirmación de su identidad.
Por algo es imprescindible en la conquista y custodia de la libertad; aspiramos a un pueblo con valores culturales renovados, sin desdeñar las esencias de su tradición.
Un pueblo que rehúya de enclaustramientos estériles, asimile la enjundia de la cultura universal y reafirme sus sentimientos de patriotismo y solidaridad.
La batalla por la cultura cubana es una responsabilidad colectiva y se libra cada día.