La Habana, Cuba. – Por estos días están de moda las micros, pequeñas y medianas empresas, las conocidas Mipymes, que han llegado al escenario económico nacional como nuevos actores, acompañados por las cooperativas no agropecuarias.

Esas entidades, que habían desaparecido del panorama cubano hace casi 60 años, han renacido con renovados bríos al aprovechar la real necesidad del entorno productivo.

Pero la moda mediática, y también económica, ha relegado a la empresa estatal socialista, que es la columna vertebral del ansiado desarrollo del país. Y es que el sistema empresarial cubano, que tiene unas 2 mil unidades, es sin dudas la mayor fuente de riqueza, bienestar y prosperidad de la sociedad cubana.

Desde ese grupo sale el aporte más grande al Producto Interno Bruto Nacional, aunque aún esté muy lejos de lo que se necesita y desea.

Necesaria transformación

No por gusto el gobierno ha puesto tanto empeño en el perfeccionamiento del sistema empresarial estatal.

En ese camino hace dos años se aprobaron quince medidas para mejorar el trabajo de esas entidades, a las que se sumaron otras 43 decisiones similares y ahora se insiste en lograr un estremecimiento de esas empresas.

Sin embargo, aún hay debilidades e insatisfacciones porque a pesar de las facilidades otorgadas, la respuesta productiva tarda o es incompleta.

Por supuesto, los procesos económicos requieren de un tiempo de maduración, pero son tantas las tareas, y sobre todo las necesidades, que la transformación ha pasado a ser casi un asunto de supervivencia nacional.

La competencia de las Mipymes es un acicate y liderar a la economía nacional es hoy el reto de la empresa estatal.