A 135 años de su muerte, hoy no es posible entender el mundo sin el pensamiento de Marx, ni de los marxistas que llegaron después, como Mariátegui, Mella, Villena o Fiedel.

En la más reciente edición de la Mesa Redonda, tres académicos y filósofos cubanos, Isabel Monal, Thalía Fung y Carlos Delgado repasaron los aportes del pensador alemán, cuyo mérito mayor fue descubrir la lucha de clases como motor de la sociedad y la plusvalía como esencia del sistema burgués.

Recordaron que en las Tesis sobre Feuerbach, Marx fue lapidario al señalar que los filósofos hasta ese momento no habían hecho más que interpretar el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo, un concepto revolucionario que es el alma de su teoría.

Los panelistas de la Mesa Redonda criticaron a quienes, incluso desde la izquierda, entierran al marxismo al soslayarlo por considerarlo como demasiado radical.

Una tarea de jóvenes

Cuando Marx escribe el Manifiesto Comunista tenía apenas 30 años, siete más al elaborar la Contribución a la crítica de la economía política y no llegaba a 50 al ver la luz el primer tomo de El Capital.

Los panelistas de la Mesa Redonda apuntaron que tanto el filósofo alemán, como su par Federico Engels, eran jóvenes que irrumpieron de manera genial en la vida académica, política y social de su época para empujar hacia adelante una nueva teoría transformadora del mundo.

También destacaron que el marxismo es un pensamiento permanentemente inacabado, que está creciendo, nutriéndose siempre de las nuevas experiencias, pero con una mirada profundamente crítica.