Punta Cana, República Dominicana.- Más allá del funcionamiento como organización, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, es expresión primera de las posibilidades de integración entre países diversos, pero de similar historia y cultura.

Sin el tutelaje de Estados Unidos, y con Canadá también de lejos, 33 naciones de Norte, Centro y Sudamérica, así como del Caribe, conforman un bloque que hoy celebra su V Cumbre.

Claro que en el grupo hay diversidad de posiciones y hasta de orientaciones políticas, pero precisamente en esa variedad está la riqueza de un conglomerado que nació con el empeño de transitar por un camino en beneficio de nuestros pueblos.

Los sueños unitarios de los próceres, desde Bolívar a Chávez, toman cuerpo en la CELAC, en un proceso de integración que más que necesario, es imprescindible para América Latina.

Salvarnos juntos

 

Después de demostrar fortaleza para capear la tormenta de la crisis, América Latina está obligada a cerrar filas de cara al futuro y precisamente es la CELAC un vehículo ideal para ese empeño. Y es que la unidad no se construye solo de una historia similar, de coloniaje, esclavitud y expolio, sino en la conformación de una agenda común a partir de las coincidencias de intereses, como puede ser la lucha contra el hambre y la pobreza.

Esa concertación no implica abandonar posiciones particulares, sino adoptar la suficiente flexibilidad para encontrar el curso de un proceso regional donde prevalezca la justicia social y el desarrollo.

Ningún, absolutamente ningún país, puede hoy sobrevivir solo y la CELAC es un espacio para que crezcan todos juntos, como los árboles distintos, que pueblan un tupido bosque.