Compartir

Reclutados por la mafia cubano americana y la extrema derecha obsesionada con Cuba, un par de congresistas de Estados Unidos fueron encargados de aupar el engendro ilegal conocido por sus apellidos Helms-Burton: la nueva Enmienda Platt.

Tras sus votaciones, el Congreso imperial se autoproclamó competente, para dictar leyes a la República de Cuba y otros Estados, además de obligar al jefe de la Casa Blanca a más medidas de bloqueo en la relación bilateral y con terceros países, que pudieran asfixiar a la Isla.

Presentada con el falaz nombre de Acta de Libertad y Solidaridad Democrática de Cuba, la ley yanqui repite su intromisión contra nuestra independencia del colonialismo español, recuerda el Doctor en Ciencias Históricas, José Novoa Betancourt, investigador de la Universidad de Holguín.

Con tal acto, explica el experto, Washington se declaró autor de toda la subversión contra Cuba.

Cipayos y mercenarios

Al comentar el papel de la Helms-Burton en la política de Estados Unidos contra Cuba, el director del Centro de Estudios de Cultura e Identidad de la Universidad de Holguín, José Novoa, sostiene que quienes sirven a la contrarrevolución son cipayos de aquel engendro jurídico.

La nueva Enmienda Platt regula parte del financiamiento a sus grupos mercenarios, para un cambio de régimen en Cuba, internacionaliza el bloqueo con sanciones a terceros países por comerciar con la Isla, e impone al pueblo cubano los requisitos para gobernarse.

Luego de otra ocupación militar y colocarse un gobierno interventor, aclara Novoa Betancourt, cuando Estados Unidos considere y sea controlada la Isla por sus corporaciones, se  devolvería la fachada de república bananera derrotada por la Revolución.

Solo que, primero, tendrían que doblegar la voluntad de todo un pueblo ganada con las armas y en las urnas.