Por: Joel García

La Habana, Cuba. – Este 21 de octubre, el profesor Ronaldo Veitía cumplió 74 años, uno de los tres cubanos exaltados al Salón de la Fama del Judo Mundial.

El “profe”, como le dijeron siempre sus alumnas y demás entrenadores, es además uno de los tres Héroes del Trabajo del movimiento deportivo cubano.

El hijo de Oscar y Zenaida, el niño que comenzó a practicar judo con short y camisa porque no tenía kimono, el joven enamorado de la pedagogía y la enseñanza de una disciplina milenaria, el entrenador de la Eide Mártires de Barbados, el artífice de éxitos inolvidables en Juegos Centroamericanos y del Caribe, Panamericanos, Olímpicos y campeonatos mundiales, fue también la persona capaz de sembrar una familia sobre un tatami, sin que eso signifique ser obra humana perfecta.

Tres décadas al frente de la selección femenina de judo le dejaron vivencias, alegrías y decepciones.

Formar practicantes con fuerza moral

Ronaldo Veitía, entrenador de nuestra selección femenina por 30 años, celebró el pasado jueves su cumpleaños.

Al máximo santuario del judo mundial, el Salón de la Fama, fue exaltado el 18 de septiembre del 2008 en la capital de Azerbaiján, con lo cual se sumó a Héctor Rodríguez y Driulis González como únicos cubanos que ostentan ese honor.

Veitía es el campeón que pudo ser y no el que quiso ser. Al Héroe, al “profe, solo lo vi titubear una vez ante una interrogante periodística. Y fue cuando le pedí el nombre de la mejor judoca cubana.

Se arrugó el rostro y quizás pensó más de lo normal para buscar una solución perfecta sin dejar fuera a las ineludibles, a las vitales, a las irrepetibles, a sus hijas ilustres. “He formado mujeres con fuerza moral. Me quedo con todas”, concluyó.

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