Este 14 de marzo los periodistas cubanos festejamos el aniversario 129 de haberse fundado, por nuestro Apóstol, el periódico Patria.

La publicación había surgido con el apoyo y esfuerzo de cubanos y puertorriqueños en el afán de organizar y llevar a vías de hecho la lucha por la independencia en ambos países.

Varios auxiliares voluntarios, noches de desvelos, múltiples ocupaciones, todo para que Patria fuera esa voz que despertara conciencias, que llamara al combate por la libertad, por la igualdad, por la independencia de América.

Para ello, cada artículo bien pensado acorde al momento político que se vivía, José Martí no podía permitirse errores. Una noble causa dependía de ello: la emancipación de  los pueblos.

Seguidores de Martí

El ejemplo de Martí como periodista perduró en el tiempo y acompañó cada contienda y a sucesivas generaciones hasta nuestro glorioso primero de enero.

Así fue Pablo de la Torriente Brau, boricua de nacimiento pero cubano de corazón, que murió atravesado por una bala durante la llamada Guerra Civil Española, y nuestro genuino Nicolás Guillén Batista, siempre inspirado en la Revolución, a quien el Che profesaba profunda admiración.

También Alejo Carpentier Valmont, para quien “muchas condecoraciones cabría en el pecho de un hombre, pero la más alta y valiosa es el cariño y respeto del pueblo”.

Y no podemos dejar de mencionar a los marianenses Juan Manuel Márquez Rodríguez y a Félix Elmuza Agaisse, ambos compañeros de lucha en la clandestinidad, ambos involucrados con Fidel en México en los preparativos del yate Granma, ambos asesinados por los batistianos

Continuidad garantizada

Además de estos cinco ejemplos de periodismo revolucionario, Cuba ha contado con otros que constituyen para las actuales generaciones paradigma en el arte de informar, de contar  sucesos, siempre desde la verdad.

Eso es, para quienes laboramos minuto a minuto en la emisora de la hora y las noticias, Juan Emilio Friguls, quien “se ganara la vida más con el placer de la mente, que con el sudor de su frente”, como sentenciara su padre.

Siempre recordado con su rostro solemne, su andar rápido y su impecable traje o guayabera; profesor que legara horas de estudio e investigación además de una cultura y sapiencia incalculables.

El ejemplo de Friguls y de tantos otros profesionales de la prensa se multiplica en un valioso relevo, fiel al legado de aquella publicación que fuera voz viva de lo más auténtico de nuestro pueblo.