La Habana, Cuba. – María Teresa Vera no es un amor que ya ha pasado, de esos que se arrancan sin piedad; es un amor vivo, aunque hoy hace 56 años de que la tierra calló su voz.

Rodeada de caballeros enguitarrados que la escoltaban como ángeles, diría Marta Valdés, llegó armada de una guitarra y una canción para no irse jamás.

Su primera y exitosa presentación ocurrió en 1911, junto a Corona, cuando solo tenía 16 años. A partir de entonces su interpretación acompañó joyas de la trova cubana como Longina, que grabara para la RCA Víctor el mismo año en que Manuel Corona la estrenara.

Su insistencia en un sello colombiano eternizó también el bolero Mujer perjura, de Miguel Companioni, y su firma acompaña títulos como Por qué me siento triste, No me sabes querer, y Te digo adiós. Pero no, para María Teresa no hay adiós posible.