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En su andar por las calles manzanilleras, a Lino Borbolla Vargas sus coterráneos le muestran cariño y respeto. Salud, Maestro, es el deseo más común de su gente.

Esos afectos se dan porque este creador musical han dejado hermosas huellas en su dilatada carrera, actuando, componiendo o enseñando, subraya el periodista Pedro Vera Portales.

Con 74 años de vida artística, a Borbolla el arte le viene de su emprendedora familia, que destaca en el ámbito cultural por introducir y expandir el órgano en el oriente cubano, y con ello crear una práctica sobresaliente en el folclor territorial.

Y como para seguir esos pasos, desde sus años juveniles Lino Borbolla obtuvo tal relevancia, que compartió escenarios con figuras prominentes como Benny Moré, Celeste Mendoza, Elena Burke, Fernando Álvarez, Barbarito Diez y orquestas como La Riversáid y la Aragón.

Un octogenario con frenesí de mozalbete

Si en una festividad permites que Lino interprete todo lo que pueda, él lo hará por mucho tiempo, afirma Pachi Naranjo, director de la orquesta Original de Manzanillo.

Y como para corroborar esas palabras, el talentoso granmense garantiza que estará soplando su saxofón con calidad, hasta el último de sus días.

Con 88 años de edad, Lino Borbolla Vargas es referente en la cultura cubana, sobre todo por esa que se magnífica en las fiestas campesinas rurales.

Sus méritos artísticos, y el de sus descendientes, son enormes. Aun con tan alta carga simbólica, esa familia es sencilla y profesional, a decir de quienes disfrutan de sus permanentes actuaciones en disímiles espacios recreativos. Gloria granmense y de Cuba, Lino Borbolla Vargas es de esa generación de artistas con apego a su tierra y su profundo legado musical.

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