La Habana, Cuba. – La caldosa que ofertaban, en Tunas, Kike y Marina y que se hizo popular con la tonada guajira, se ha convertido en un símbolo de la unidad cederista.
La noche del 27 sin caldosa, no es la misma; porque esa poción que a todos nos entusiasma y anima, rebasa con sus nutrientes la magia de los druidas.
El poder de la caldosa no está en hierbas exorcistas, ni en secretos gastronómicos o culinaria maestría, sino en la masa que hierve mientras el caldo se agita. Alrededor de la hoguera que la caldosa cocina, la amistad se fortalece, la hermandad se fortifica, y el vecino se transforma en la cercana familia.
Tome nota de esto amigo, que la receta es sencilla: revuelva siempre, revuelva, que la caldosa precisa revolución permanente, pues se pasma si se enfría.