La Villa de San Cristóbal de La Habana, se fundó inicialmente en 1515, constituyendo una de las primeras 7 villas instauradas por la Corona española en la Isla. Posteriormente se trasladó de lugar y se estableció como fecha de su refundación el 16 de noviembre de 1519.

Debido a su privilegiada ubicación, frente a las costas del Atlántico Norte, y las características de su bahía, se convirtió en un importante centro comercial, razón por la cual fue sometida a ataques y saqueos por parte de piratas y corsarios.

Años después el desarrollo en la producción de azúcar y el comercio influyeron en que la urbe experimentara un profundo proceso de expansión de su territorio y un crecimiento demográfico, socio-económico y cultural, factores que convirtieron a La Habana en una de las ciudades más ricas de América Central y el Caribe.

Ciudad que perdura en el tiempo

El patrimonio histórico, arquitectónico y cultural, de La Habana expresado en la fusión entre europeos, africanos y aborígenes, junto a otros componentes étnicos y culturales más contemporáneos, convierten a la ciudad en una importante receptora de turismo internacional y en el eje de la vida nacional.

Su centro histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura en 1982, es hoy uno de los conjuntos arquitectónicos mejor conservado en América Latina.

Entre sus monumentos más representativos se encuentran la Catedral de La Habana, la Plaza de Armas, el Castillo del Morro, el Museo de la Revolución, el Palacio Nacional de Bellas Artes, así como el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, el Capitolio Nacional y el Malecón, símbolo más reconocido a nivel internacional.