La Habana, Cuba. – Este Primero de Mayo, las plazas y avenidas abrazaron nuevamente la marcha unida, los desfiles multitudinarios y las expresiones de júbilo popular.

La amenaza mortal de la COVID-19, que antes obligó a hacer de los hogares y las redes sociales las nuevas plazas, hoy es menor gracias a nuestros científicos y vacunas, lo que confirma la fortaleza de la Revolución, un proyecto autóctono que ha crecido a contracorriente de todo.

Los tiempos de emergencia sanitaria no han intimidado el compromiso de los trabajadores cubanos con sus tradiciones y principios. Tampoco lo desalientan las campañas subversivas y un bloqueo imperialista que se empeña en asfixiar.

Desde nuestras calles, este Primero de Mayo, el mensaje fue el mismo: a este pueblo bravío nada lo amedrenta. En cuadro apretado, alrededor de su Partido, replanteará, perfeccionará y avanzará en sus proyecciones y sueños.

Unidos hacemos Cuba

Con el precepto de que bajo cualquier circunstancia continuarán la obra de la Revolución y el socialismo, millones de hombres, mujeres y niños desbordaron este Primero de Mayo las principales plazas de todo el país, seguros de una victoria estoica.

En igual cuadro apretado contribuimos a las principales batallas que libra nuestro país: la lucha por la vida contra la COVID-19 y el impulso a la economía nacional, donde la empresa estatal socialista busca mayor autonomía y se perfecciona el vínculo con el sector no estatal.

Incluso, desde sectores imprescindibles, otros trabajadores sustituyeron las plazas por la faena, enarbolando las banderas del esfuerzo y el tesón.

Este Primero de Mayo trascendió nuevamente la unidad de principios y la constancia de los trabajadores cubanos para desde cualquier escenario impulsar el país.

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