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La Habana, Cuba. – Si algo positivo agradece la afición en la actual Serie Nacional es el regreso de los partidos nocturnos en estadios que reúnan las condiciones para eso. Esta semana, Cocodrilos de Matanzas y Leones de Industriales dieron vida en el Latinoamericano a un espectáculo que se extrañó en pandemia y gradas vacías.

La bulla, la conga, los coros de aliento y hasta alguna que otra ola de brazos humanos, ahora iluminada o filmada con celulares, pudimos disfrutar.

Los batazos de ambos equipos despertaron las cornetas y a ratos un fildeo emocionante se arruinaba por no cerrar bien el guante o simplemente el desespero de un jugador. Sobre el box, los lanzadores derrocharon gestos, corajes y presiones de todo tipo.

Los árbitros se equivocaron en ocasiones como seres humanos que son y los jonrones movieron sentimientos rojos o azules, cual pasión por la victoria y sana rivalidad.

Coloso del Cerro, mucho por hacer

Reconocer que el estadio Latinoamericano sigue siendo la catedral o el centro de la pelota nacional no es pura palabrería. Es el lugar donde a todos los peloteros les gusta rendir, lucir y recibir el aplauso.

Mucho se trabaja ahora para embellecerlo y tenerlo a tono con los nuevos tiempos. La grama pintada de verde, una pizarra electrónica aprovecha a menos del 20 por ciento de sus posibilidades y una gastronomía bastante deteriorada figuran entre las cosas que apreciamos esta semana y sobre las que la administración del estadio está trabajando.

No basta con el espectáculo netamente deportivo, el aficionado tiene que cada vez más encontrar en los estadios una opción para la familia y para la recreación, con todo lo que ello implica.

Ya regresaron los juegos nocturnos al Latino, pero aún queda mucho por hacer. Y todos lo sabemos.