Por: Joel García

El 6 de enero de 1910 nació en el Cerro, La Habana, el más grande boxeador cubano de los primeros 50 años del siglo XX y uno de los inmortales de todos los tiempos en esta disciplina.

Su fama y prestigio crecieron no sólo en Cuba, sino en todo el mundo. Eligio Sardiñas Montalvo, bautizado por su color y reinado mundial como Kid Chocolate, es una de las leyendas inmortales de este deporte.

Con apenas 18 años partió hacia Nueva York en busca de la fortuna que le permitieran sus puños.

Un año después, sonados triunfos en el boxeo profesional lo catapultaron a la fama, y tanta fue su calidad que ostentó las fajas mundiales del pugilismo rentado en 1931 y 32, ante el asombro de los favoritos estadounidenses y con el apoyo de un público que poco a poco lo fue mimando.

La honra mayor

El palmarés competitivo del boxeador cubano Kid Chocolate es envidiable todavía para los practicantes de esta disciplina: 126 victorias y solo 10 fracasos.

Sus excepcionales condiciones físicas y técnicas le permitieron tutear a la gloria, y convertirse él mismo en paradigma, en gloria.

Una estatua, cual Dios de Ébano sobre el ring, permanece en una de las entradas del afamado Madison Square Garden, de Nueva York, mítico escenario de sus muchos carteles boxísticos.

Cuba lo honró en 1991 con la construcción para el torneo pugilístico de los Juegos Panamericanos de una Sala Polivalente que lleva su nombre, aunque el mayor homenaje siguen siendo las supremacías alcanzadas en Juegos Olímpicos, campeonatos mundiales citas panamericanas y regionales. En todas, Kid Chocolate ha peleado también junto a ellos.