De Ho Chi Minh y de la larga historia de lucha del pueblo vietnamita habrá que hablar en presente como estandartes de lucha que siguen marcando la vida de millones en el mundo.

Para los cubanos que hemos crecido y aprendido de la amistad, de los principios que son bandera para nuestros pueblos, será siempre menester acercarnos a la historia de Vietnam, a esa guerra de liberación que encontró no una culminación, sino un punto de partida para su reafirmación, y así iniciar el camino en la construcción de una sociedad con todos y para todos.

Cuba siempre está en el mismo centro de las luchas de ese pueblo sobre el que el líder histórico de la Revolución Cubana dijo que estábamos dispuestos a dar hasta la vida.

Bien nos enseñó Fidel que este debía ser un capítulo que no se cerrara nunca, porque desde las tierras anamitas debían brotar ante todo la paz, la justicia y la libertad.

Perennes ideales

Como también escribiera Fidel el 3 de septiembre de 1969, en su nota de condolencias por la muerte del líder vietnamita, Ho Chi Minh pertenece a la singular estirpe de los hombres cuya muerte es simiente de vida y perenne irradiación de estímulos y, continuará guiando hasta el triunfo total y definitivo, ya a las puertas, al pueblo vietnamita.

Por eso la tradición de los pueblos de Vietnam y de Cuba, los ideales y la hermandad que nos unen y que estrecharon los lazos de hombres como Fidel Castro y Ho Chi Minh, no pueden enmarcarse ni resumirse en palabras, textos, cifras, porque son para todos los tiempos, mientras exista el imperialismo, mientras haya un ideal socialista que tenga como centro al ser humano y lo haga protagonista y defensor de los más nobles ideales.

Etiquetas: -