Foto: El Viejo Topo

El talante humilde y sereno, con una inagotable paciencia y fortaleza interior. Sobre el cuerpo, el traje blanco y austero, y bajo los pies, las sandalias que mantienen la pisada más cerca de la tierra. Campesino, poeta, líder revolucionario, estadista y hasta cocinero.

Nacido en la Indochina francesa, sufrió el exilio y la cárcel, y en varias ciudades extranjeras agitó el sueño de la libertad. Organizó a jóvenes de su tiempo para impulsar una revolución anticolonialista y fundó un movimiento de liberación nacional.

Japón, Francia, Estados Unidos; siempre un invasor que combatir hasta barrer la ocupación de Vietnam. Sus padres lo llamaron Guyen Sing Cung, pero su nombre de lucha es Ho Chi Minh: el que ilumina.

Hace hoy 130 años nació una de las personalidades más influyentes de la Historia, símbolo mundial de la emancipación de los pueblos.

Corazón abierto

Cada hombre pertenece a su tiempo y algunos lo trascienden. No pudo Martí hablar a los niños cubanos de Ho Chi Minh cuando les contó de la heroica tierra anamita y Fidel no llegó a cumplir el sueño de conocer personalmente a hombre tan inspirador.

Pero ¿cuánto de Vietnam no tiene el pueblo de Cuba?, ¿cuánto de Cuba no tiene el de Vietnam, por el que ofrecimos nuestra sangre? Más allá de la geografía y el tiempo, los hermana un espíritu de resistencia y lucha contra los más poderosos enemigos.

Hoy, un Vietnam entero y soberano es ejemplo de reconstrucción y progreso para el mundo y cada paso lo acompaña el Tío Ho, alma de la independencia y unificación de su país, y su primer presidente.

De Ho Chi Minh, dijo el poeta Nicolás Guillén: pasó montaña y desierto/ y en la blancura del traje/ solo el corazón abierto/ no quiso más para el viaje.