La Habana, Cuba. – Entre los más de 100 combatientes que participaron en el asalto a los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo, aquel domingo 26 de julio de 1953, hay que destacar la participación de dos valerosas mujeres: Melba Hernández Rodríguez del Rey y Haydée Santamaría Cuadrado.

Desde que se iniciaron las primeras reuniones en la casa de Haydée y su hermano Abel, que dieron lugar al movimiento revolucionario de lucha contra la tiranía de Fulgencio Batista, el esfuerzo de ellas estuvo ahí.

Sin alardes y con gran modestia, realizaron diversas tareas, todas imprescindibles, para lograr el triunfo revolucionario, que llegó con la alborada del primer día de enero de 1959.

Tan valientes como ellos

El ejemplo de Melba Hernández y Haydée Santamaría se destaca entre los jóvenes que integraron la Generación del Centenario, pues al igual que sus compañeros, expusieron sus vidas en las acciones del 26 de Julio de 1953.

Ambas sintieron el rigor de ver morir a sus compañeros y familiares allegados en la contienda libertaria, sufrieron la severidad de la prisión y participaron en la guerra y la lucha clandestina.

En el combate del Moncada, ambas actuaron como enfermeras junto al doctor Mario Muñoz Monroy, un médico matancero muy competente, que tenía como función primordial atender a los heridos en combate.

Sin mediar palabra, el destacado profesional fue asesinado por la espalda, ante ellas, poco después de concluidas la acciones del cuartel Moncada.