La Habana, Cuba. – Así definió Raúl Roa a su abuelo, Ramón Roa Travera,  mambí que supo blandir por igual la pluma de verso patriótico, y el machete en el campo insurrecto, y quien viniendo de cuna rica, murió pobre el 7 de enero de 1912, en La Habana.

Desde muy joven, su impaciencia independentista le llevó a afiliarse en el exilio norteamericano a las sociedades Democrática de Amigos de América y con la Republicana de Cuba y Puerto Rico.

Incorporado a la gesta emancipadora, mereció respeto de Máximo Gómez y Julio Sanguily, e Ignacio Agramonte lo hizo su secretario.

Publicó la antología Los poetas de la guerra, donde José Martí en el prólogo lo calificó como “el más original” de todos cuantos ayudaron a la propaganda revolucionaria.

Ramón Roa Travera alcanzó el grado de teniente coronel y fue Secretario de Relaciones Exteriores de la República de Cuba en Armas.

Apellido honrado

Ramón Roa Travera, mambí de pluma y machete, escribió durante la primera guerra emancipadora cubana numerosos documentos, versos y relatos que tuvieron cauce en la prensa revolucionaria y en publicaciones de la emigración.

Raúl Roa García, el Canciller de la Dignidad, escribió sobre su abuelo que llevar su apellido, honrado a toda hora y haberlo reproducido, era su único patrimonio; y exaltaba su presencia en las principales acciones de la guerra grande.

También, que guardaba de él un extraño recuerdo y describía a un viejo membrudo, de estatura imponente, cabellera fúlgida, perilla vibrante, corazón de seda y gesto bravío: “Me llamaba su hermano y yo le llamaba Manito”.

Ramón Roa Travera, hombre de principios raigales, no claudicó en sus ideales ni siquiera en los días nefastos de la ocupación militar yanqui, ni en los de la república neocolonialista.