Del evento, categoría dos de la escala Saffir-Simpson, el Padre Benito Viñes relató la excesiva cantidad de agua y que la ciudad quedó destruida por la interacción de elementos meteorológicos con factores físico-geográficos de la región.

Más de treinta horas de lluvia y viento, considerable filtración del suelo, las aguas sobrepasaron los techos de las casas en la parte baja de la ciudad y muchas fueron arrastradas a la bahía con sus moradores.

El Huracán de Matanzas, entre los más destructivos ocurridos en la Cuba de los “tiempos históricos”, en esa urbe causó la muerte de unas ochocientas personas y daños materiales por 12 millones de pesos.

El espanto

Testigos calificaron de espantoso al Huracán de Matanzas, evento que cambió la dirección del viento y liberó la presión que retenía las aguas; en Pueblo Nuevo el nivel alcanzó uno coma siete metros, contiguo al paradero de San Luis, unos seis y en el río Yumurí 3,5.

Suceso dantesco ocurrió en la estación de ferrocarriles, atrapados unos sesenta empleados y pasajeros, subieron al techo, se sujetaron unos a otros, varios fueron arrastrados por rachas y el resto se asió a una balsa, luego arrasada y sepultada por una ola.

Los puentes colapsaron, 410 viviendas quedaron destruidas y la infraestructura de ferrocarriles golpeada por estropicios en las líneas que descarrilaron vagones del tren.

El Huracán de Matanzas ocasionó perjuicios en almacenes y mataderos de reses llevados por la corriente; 12 calderas de hierro para ingenios desaparecieron.