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En el Día Internacional de los Trabajadores, vale recordar que en los días de la República mediatizada, las luchas obreras se hicieron sentir con fuerza, particularmente en los primeros 5 lustros republicanos.

Habíamos heredado un país mediatizado por la Enmienda Platt, impuesta a nuestra Constitución. Cuba, por lo tanto, no era ni independiente ni soberana y su economía se encontraba dominada por el capital norteamericano.

En ese difícil periodo, la clase obrera fue desarrollándose y ganando en conciencia y organización.

La lucha por la unidad gremial se hizo cada vez más potente, llevándose a cabo huelgas obreras como la de los aprendices, la de los albañiles y la de la moneda.

Por una conciencia obrera

En un clima caracterizado por las luchas obreras y estudiantiles, se celebró en abril de 1923 el Primer Congreso de Mujeres. Año este en que el estudiantado trabajaba en pos de reformas universitarias, y los miembros de la Junta de Renovación Nacional, encabezados por Fernando Ortiz, denunciaban las lacras de la vida pública.

Tras la creación de la Federación Estudiantil Universitaria, en cuyo frente se hallaba Julio Antonio Mella, apareció un nuevo elemento en las luchas políticas: el estudiantado.

Dos años después se constituyó la Confederación Nacional Obrera de Cuba, la cual jugó un importante papel en la creación de una conciencia obrera, como se demostró en la  huelga general de 1930, en protesta por la decisión de Machado de ilegalizarla.

Lucha contra Machado

La fundación del Partido Comunista de Cuba, en 1925, que contó entre sus fundadores a Julio Antonio Mella y a Carlos Baliño, tuvo gran trascendencia para la organización y la educación política de la clase obrera.

El primer trienio de la década del 30 fue de gran efervescencia. Dirigida por el Partido Comunista y organizada en sindicatos clandestinos, obreros y estudiantes tomaron las calles y se lanzaron a la huelga.

El paro general de 1930 y el del 33, dirigidas por Rubén Martínez Villena, conductor de la clase obrera cubana en las luchas contra Machado, precipitaron la caída del tirano.

Hasta el triunfo de enero, sobrevinieron las luchas obreras, campesinas y estudiantiles en defensa de los intereses del pueblo.