Compartir

Hoy vamos a preparar frituras de malanga, que son muy ricas y nutritivas. Para ello, pelamos una malanga grande o dos medianas, que rallamos hasta lograr una pulpa espesa y granulosa, a la que le añadimos dos huevos enteros previamente batidos con un tenedor.

A esa mezcla se le adicionan sal al gusto y un tercio de cucharadita de levadura o bicarbonato de sodio, así como un poquito de orégano seco, o en su defecto, sazón en polvo, para reforzarle el sabor. Algunas personas prefieren añadirle un toque de pimienta.

Ya unidos los ingredientes, dejamos reposar la masa unos 10 minutos, y luego freímos las frituritas de malanga en aceite, a fuego mediano, y las colocamos sobre un papel limpio para escurrir la grasa.

Es mejor hacerlas pequeñas, para que se cocinen bien por dentro, sin quemarse.

Aportes de la malanga

Muchos creen que esta vianda llegó a Cuba procedente de África, a bordo de los barcos que traían a los esclavos. En realidad se conocen unas cincuenta especies tropicales y subtropicales, algunas, en efecto, africanas, pero otras son propias de América y de Asia.

La malanga es básicamente energética, con alto contenido de agua y carbohidratos en forma de almidón. También aporta vitaminas, minerales y carotenos, así como fibra, proteína, grasa vegetal, fósforo, calcio, hierro, tiamina y ácido ascórbico, entre otros nutrientes.

Este tubérculo, que se conoce por numerosos nombres, es de fácil digestión, y un alimento excelente para el bebé.

Además ayuda a aliviar la acidez y es óptimo para personas que sufren de úlceras gástricas.