La Habana, Cuba. – Con expectativas crecidas y el ánimo reflexivo inquieto nos ha dicho adiós recientemente la serie televisiva Calendario, que ha vuelto a mostrarnos una realidad desencarnada, pura y dura como a veces pensamos que no existe en su totalidad de matices.

Y si algo ayudó a la verosimilitud de cada capítulo fue la entrega apasionada y sincera de los actores, muchos de ellos jóvenes, quienes lo pusieron todo para que entendiéramos que la vida, por fuerte que nos parezca, inevitablemente se nos impone de múltiples formas.

Entre esas actuaciones que descollaron dentro de Calendario figura el desempeño de Ingrid Lobaina, con su personaje de Noemí, una obsesionada, casi enferma, al teléfono celular, desde la primera temporada de la serie.

Pero en esta segunda temporada se nos ha mostrado como una joven que enfrenta conflictos más agudos, madurez, autodeterminación y valentía.

Ingrid, Noemí y la experiencia que queda

En cada uno de los jóvenes histriones de Calendario han quedado atesoradas diversas lecciones que superan esta serie, pues han sido clases magistrales de actuación; pero, sobre todo, verdaderos aprendizajes para afrontar la vida en sus relativas complejidades.

Ingrid Lobaina con su rol de Noemí, cuya interpretación la hizo merecedora de una mención en la última edición del premio Adolfo Llauradó, otorgado por la Asociación Hermanos Saíz, comentó recientemente en entrevista a la revista Alma Mater que este personaje la hizo acaparar la atención del público cubano.

La mayor experiencia está en la propia evolución que supuso darle vida al personaje de una temporada a la otra, pues al entenderse a Noemí en esta segunda etapa como una muchacha más madura, ello implicaba denotar, sin dejar de ser la que ya había sido, un cambio en su estilo y pensamiento.