La Habana, Cuba. – Más de siglo y medio se cumple de la relación entre el gigante asiático y Cuba y, como homenaje, esta revista ofrece una breve reseña de uno de los ballets más importantes representado por los danzantes chinos, que alude la amistad forjada con varios pueblos del mundo.

Se trata de la pieza La ruta de la seda y la lluvia de flores; ballet que refleja cómo la dinastía Tang enlazó los comercios entre Oriente y Occidente. La representación ganó merecidos elogios del público nacional y foráneo, y es considerado como una atractiva flor del “jardín de las artes” de China.

Su trama central gira alrededor del rapto de la hija de un pintor artesanal, que es rescatada por un persa que en su momento el padre de la hermosa muchacha salvó. El desenlace del ballet destaca, en medio de un clima alegre, la amistad entre los pueblos. La coreografía se diseñó a base de los frescos de Dunhuang, localidad situada en la ruta de la seda.

Basado en abundantes materiales históricos, la obra refleja la prosperidad de la dinastía Tang y la magnitud del intercambio chino-occcidental en tanto reactualiza la historia. El drama destaca el intercambio entre China y Persia, el trueque de seda por piedras preciosas.

Los primeros tiempos de la dinastía Tang constituyeron el periodo culminante de intercambio comercial y cultural entre China y otros países y, en Chang´an, capital de la dinastía, se alojaban huéspedes, enviados, eruditos y comerciantes de Persia, Roma, Japón y países del Asia Central, entre los cuales se contaban príncipes y aristócratas.

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