Compartir

La Habana, Cuba. – En Ivrea, localidad de Piamonte, en la provincia italiana de Turín, se escenifica todos los años, por estos días de febrero, una de las fiestas más antiguas y peculiares del mundo, llamada Batalla de las Naranjas o Carnaval de Ivrea.

Institucionalizada hace más de siglo y medio, aunque allí se cree que es mucho mayor el tiempo pasado, la festividad implica el lanzamiento de naranjas entre los asistentes, como La Tomatina del municipio valenciano de Buñol, en España, que consiste en el intercambio de tomatazos maduros.

La leyenda cuenta que la Batalla de las Naranjas proviene de una revuelta ocurrida en el siglo XII, cuando un barón feudal de Ivrea trató de imponer su supuesto derecho de tomar la virginidad de la hija de un molinero en su noche de bodas.

Según se dice, la joven le cortó la cabeza al abusivo noble y la exhibió por toda la ciudad, lo cual dio como resultado el inicio de una rebelión.

Festividad inusual

La Batalla de las Naranjas o Carnaval de Ivrea, en la provincia italiana de Turín, que recrea en unos tres días la revuelta de los ciudadanos de esa localidad contra los abusos de los señores feudales de siglos atrás, convoca cada año a miles de visitantes y a los pobladores del lugar, donde unos lanzan jugosos proyectiles anaranjados y otros prefieren observar, para preservar su integridad, pues los participantes pueden sufrir lesiones.

Durante este inusual carnaval, los oriundos de Ivrea, vestidos con atuendos medievales, luchan contra quienes representan a la guardia del tirano, que utilizan máscaras y cascos de protección.

Toneladas de naranjas se emplean en esta batalla festiva y un jurado dictamina al final qué equipo ganó la contienda del año.

En ese carnaval no hay solo naranjazos que sustituyen a las flechas de tiempos idos, también hay carrozas, música, caramelos y dulces.