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La Habana, Cuba. – El avión, en el aire, parecía un pájaro herido; una carga explosiva a solo unos minutos de su despegue del aeropuerto de Barbados, lo hería de muerte.

La tripulación hizo cuanto pudo para tratar de salvar el aparato y, por ende, la vida de los pasajeros, pero no pudieron y, al final, la aeronave se precipitó al mar con su preciosa carga de vida.

Fue el 6 de octubre de 1976 cuando se produjo el sabotaje terrorista contra una nave de Cubana que realizaba vuelo regular entre Barbados y La Habana. Ese día, imborrable en la memoria colectiva de nuestro pueblo, supimos nuevamente del dolor y la ira.

La fecha que no olvidamos, se aproxima con la llegada del décimo mes del año; no podemos olvidar cuando se hiere a la Patria en lo más valioso que tiene: su pueblo.

Terrorismo en pleno vuelo

El vuelo 455 de Cubana se dirigía desde Barbados a Jamaica con destino a La Habana, cuando fue destruido en pleno vuelo por una acción terrorista.

73 personas que iban a bordo, incluidos los integrantes del equipo juvenil de esgrima, resultaron muertas en el hasta entonces peor ataque de este tipo en el hemisferio occidental.

Dos bombas fueron las usadas por manos terroristas al servicio de la CIA. La segunda detonación precipitó al avión a las aguas, a pesar de los esfuerzos del piloto y copilotos por salvarlo.

Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, actores intelectuales del sabotaje al avión de Cubana se pasearon impunemente por Miami, mientras nuestro pueblo, entre ellos los familiares de las víctimas, buscaban su arresto y condena, lo que nunca ocurrió.

En el recuerdo de todo un pueblo

Fue un acto de terrorismo, uno más entre los tantos de ese tipo, y recordamos el sabotaje en el puerto de La Habana del vapor francés La Coubre.

El mismo común denominador los tutelaba, además de dirigirlos, organizarlos y financiarlo: las administraciones norteamericanas de turno.

Fidel lo dijo así en el acto de despedida simbólica de los restos de nuestros hermanos asesinados en el brutal acto de terrorismo contra un avión civil. “Es inimaginable el drama que tiene que haber significado para los pasajeros y tripulantes la explosión y el incendio encerrados en una nave aérea “, señaló el Comandante en Jefe.

El sabotaje a la aeronave de nuestro país es un crimen redivivo en la memoria que, a 47 años de ocurrido, aun la hiere. Un crimen impune, grabado para siempre en el recuerdo de familiares y de todo el pueblo.