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La Habana, Cuba. – La intervención por Donald Trump de la denominada Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, la USAID, ha puesto sobre el tapete décadas de injerencia solapada de Washington en más de una decena de naciones.

Bajo la mampara de que colaboraba con el desarrollo, la USAID ha destinado millones de dólares a provocar procesos sediciosos, promover a determinados sectores políticos e implementar, de ese modo, golpes de Estado que por eso han sido llamados «blandos» o revoluciones de colores.

Así ha ocurrido con naciones de Europa del Este, a donde ha destinado más de 100 millones de dólares, y en países latinoamericanos como Nicaragua, Venezuela y Cuba. Solamente para promover la subversión en nuestro país, la USAID dedicó 120 millones de dólares entre los años 2007 y 2013, según el canciller Bruno Rodríguez.

¿Limpieza?

Resulta muy difícil creer que el cierre temporal de la USAID por Donald Trump, y las «denuncias» formuladas por su cancerbero para los gastos y la eficiencia interna, Elon Musk, acerca del dinero invertido por ese organismo en golpes de Estado y subversión, respondan a un repentino espíritu de honor y transparencia.

El propósito parece estar dentro de los objetivos declarados por la administración de cercenar toda la ayuda extranjera. Tampoco se puede descartar el deseo de reducir el poder de la CIA, que como otras entidades ha sido objeto de limpieza de funcionarios, y constituye un instrumento de la USAID.

En cualquier caso, no existen razones para pensar que la revisión de cuentas implementada por Elon Musk en la USAID, signifique una renuncia de Trump a su poder injerencista.