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La Habana, Cuba. – Si se analiza en un mapa la distribución de la biodiversidad en el planeta, la evolución aparece como una fuerza caprichosa.

Las siete naciones biológicamente más ricas – aquellas que poseen entre el 70 y el 80 por ciento de las especies de la Tierra – están en el Sur; son ellas Brasil, Colombia, México, Zaire, Australia, Indonesia y Madagascar.

Todos, salvo Australia, son países subdesarrollados. Se trata de una moderna paradoja. En un proceso de más de 3 mil millones de años, las diversas especies se multiplicaron y distribuyeron en el planeta.

La mayor parte de ellas se concentró en el Hemisferio Sur. Y no sólo eso, sino que también el porcentaje más alto se estableció en América Latina y el Caribe. Esta región es, así, la verdadera privilegiada en el reparto de la riqueza biológica.

La flora, el indicador

Muchos inventarios sobre la diversidad biológica están inconclusos, por lo que es difícil comparar con exactitud su riqueza a nivel global. Pero la flora es un gran indicador.

En este campo, los datos conocidos confirman que América Latina y el Caribe es la región biológicamente más rica de la Tierra. En ella existen 120 mil especies de plantas con flores, cifra que cuadruplica el número encontrado en toda África tropical y Madagascar juntos.

Aunque no hay estudios terminados sobre animales, es lógico concluir que a esa riqueza de flora regional corresponde una fauna similar, pues las plantas determinan en gran parte la variedad del resto de los organismos.

Según varios zoólogos, América Latina y el Caribe es el área más rica en mamíferos, anfibios y reptiles, y comparte con Asia tropical la máxima diversidad de aves.

La geografía determina

Puede afirmarse que aquellas porciones del globo terráqueo localizadas al nivel del mar y sobre la línea ecuatorial, tienden a contener más especies que las ubicadas por fuera de esas coordenadas.

Este supuesto teórico es matizado con el análisis de otros factores importantes. La cantidad de lluvia, por ejemplo, es clave, puesto que la biodiversidad aumenta casi linealmente con la precipitación del sitio.

Las selvas tropicales húmedas de América Latina y el Caribe, caracterizadas por latitudes y altitudes menores, contienen la máxima biodiversidad en cuanto a flora. Y esta diversidad aumenta hacia los sitios más húmedos, es decir, donde los pies de montaña de los Andes Septentrionales hacen contacto con la Cuenca Amazónica; tal es el caso de Colombia, Ecuador y Perú.

Riqueza de flora y fauna

Otros patrones generales sobre la diversidad biológica se desprenden del análisis de la llamada mega-diversidad, que se refiere a la comparación de la riqueza de especies entre países o regiones geográficas, o entre vegetaciones, zonas ecológicas o biomasa, esta última, conjunto de seres vivos en un ecosistema.

Los países tropicales, como los de Centroamérica, Ecuador y las Guyanas, poseen mayor diversidad biológica que los extra-tropicales, como Chile, Uruguay, Argentina y Paraguay.

De la misma manera, la biodiversidad tiende a ser mayor en los territorios continentales que en los insulares. En fin, la naturaleza dotó al Norte de importantes mantos petroleros y recursos minerales, pero en cuanto a la flora y la fauna, definitivamente privilegió, caprichosa, al Sur.