Atentado en Manchester dejó 22 muertos y 64 heridos

La Habana, Cuba. – El mundo fue sacudido hace apenas unos días con un atentado suicida que dejó un saldo de 22 muertos y decenas de heridos en la Arena Manchester, cuando finalizaba allí un concierto de la joven cantante Ariana Grande.

Poco después saltaba en los medios el nombre de Salman Abedi, un joven de 22 años y quien se dice fue el autor del atentado, al hacer estallar una carga explosiva que llevaba en una mochila.

La identidad del terrorista lo identificaba como hijo de un matrimonio libio, que había huido de su nación durante el gobierno de Muamar el Gadafi y se había asentado en el Reino Unido; poco después llegaba la noticia de la detención del padre y algunos de sus hijos en Trípoli, a donde habían retornado.

Datos omitidos

La gran prensa internacional que lleno sus espacios con los sucesos de Manchester silenció de manera deliberada esencias de esta historia, por lo que la verdad va apareciendo en otro tipo de prensa, la alternativa.

Salman Abedi, identificado como el ejecutar del sabotaje

Según se ha sabido ahora, Salman Abedi estaba bajo la mirada de los servicios secretos británicos, aunque nunca había sido molestado, a pesar que algunos allegados habían alertado sobre sus posiciones radicales.

Revisando esos sitios también se sabe que el padre, trabajó en los años 80 en los servicios secretos del gobierno de Gadafi, cuando en 1992 fue captado por el servicio exterior de inteligencia del Reino Unido, conocido por las siglas MI-6.

Contrario a los titulares por estos días de la prensa que indican que Ramadan Abedi era junto con su familia un “refugiado” político del gobierno de Gadafi, la verdad es que era un agente de los servicios secretos de occidente.

Ramadan Abedi, padre del terrorista. Foto: Reuters

Por encargo de los ingleses Abedi se involucra en un plan de atentado contra el líder libio, lo que fracasa.

Protegido por el MI-6 se traslada a Londres donde se domicilia, hasta que dos años después vuelve a Libia por órdenes de la inteligencia británica para crear el Grupo Islámico Combatiente en Libia (GICL) encabezado por Abdelhakim Belhadj.

La misión encargada por los británicos al grupo es asesinar a Muamar el Gadafi, lo cual intentan en 1996 con un coche bomba. Por fallos de los organizadores, el explosivo es colocado en un vehículo equivocado, Gadafi no muere y perecen varias personas ajenas al asunto.

Poco antes de esos hechos, David Shayler agente del MI-5 denuncia la conspiración y en represalia el propio gobierno inglés lo aparta del servicio de inteligencia y lo procesa.

En la arremetida para derrocar a Gadafi, la CIA y el MI-6 usaron al Grupo Islámico Combatiente en Libia, mientras la aviación bombardeaba territorios, la ocupación del terreno era ejecutada por miembros de esa agrupación, muchos de los cuales fueron pasando a militar en Al Qaeda y después al Estado Islámico (ISIS).

Abdelhakim Belhadj, vinculado a la CIA

Abdelhakim Belhadj, líder del Grupo Islámico Combatiente en Libia y amigo del padre del terrorista de Manchester, es detenido por los servicios secretos de Estados Unidos después de los atentados de Madrid el 11 de marzo de 2004, interrogado en Libia y liberado, viajando a Qatar.

Tras un período donde no se sabe de su existencia, Belhadj regresa a Libia cuando se inicia la ofensiva contra el régimen de Gadafi y una vez derrotado este, es nombrado como gobernador de Trípoli, lo que evidencia una extraña relación entre terroristas y los servicios secretos de Estados Unidos y el Reino Unido, quienes fueron los principales artífices de los sucesos en la nación del norte de África.

Están probados los vínculos de Abdelhakim Belhadj con los servicios secretos del Reino Unido, mientras las operaciones de su grupo eran financiadas por Arabia Saudita con la compra ilegal de petróleo libio.

Hoy nadie habla de la relación de Salman Abedi -padre del terrorista de Manchester- con Abdelhakim Belhadj, algo que pone en evidencia la relación entre los servicios de inteligencia occidentales y toda esa trama terrorista.

Otro dato muy preocupante y que pone en duda la descoordinación entre los servicios de inteligencia de Occidente que aseguran estar colaborando para derrotar al terrorismo, es que ahora se sabe que Salman Abedi voló en dos ocasiones a Alemania, en viaje de regreso a Manchester desde Libia y Siria, dos naciones que hoy concentran gran parte del acontecer de los yihadistas radicales. Este dato nunca llamó la atención de las autoridades y no fue compartido con nadie hasta que no ocurrió la desgracia.

Lo que queda claro es que lo ocurrido en Manchester tiene lecturas ocultas, la cual la gran prensa trata de esconder al público para no poner en riesgo la estrecha relación entre los servicios secretos de Occidente con los grupos terroristas que con base en Libia han protagonizado acciones violentas y criminales.

En el caso de Manchester aún se esconde mucha basura bajo la alfombra.